Historia y realidad de la zona 1
El centro de la decadencia
El Prestigio de los
hoteles cinco estrellas con acabados de cedro, los pisos cerámicos, las
vitrinas de negocios donde se apreciaban trajes de corte italiano, la opulencia
y distinción de las damas y los caballeros, quedaron en la memoria de muchos
guatemaltecos mayores de sesenta años que vivieron la época gloriosa del centro
histórico en la década de 1950, cuando era conocida como la capital
centroamericana del comercio.
Sesenta años bastaron
para que aquellos recuerdos de las calles y las avenidas que fueron gloria y
orgullo para los guatemaltecos, quedaran solo en la historia.
En la actualidad se han
convertido en centros de prostitución y comercio de drogas, rodeadas por
moteles y apartamentos habitados en su mayoría por inmigrantes centroamericanos,
conocidos popularmente como palomares, donde a diario se cometen actos fuera de
la ley.
Terremoto
Históricamente está
comprobado que los terremotos que han afectado Guatemala han definido el
desarrollo urbano de la ciudad capital. El ejemplo más claro y quizás para
muchas personas la razón principal del deterioro del centro, es el surgimiento
de los asentamientos tras el fenómeno telúrico de 1976. Muchas personas que
perdieron sus viviendas invadieron terrenos municipales y laderas abajo de
puentes, la mayoría en las cercanías de la zona 1, formando una especie de
cinturón habitacional, sin ningún control territorial.
La proliferación de
asentamientos, el crecimiento desordenado de la ciudad y la falta de empleo
fomentaron que las personas buscaran medios para subsistir. De esa cuenta
surgen las ventas informales, que desencadenaron en mercados de barrio que a su
vez fomentaron el descuido del ornato, la invasión de calles y aceras, y
propiciaron la inseguridad y la conformación de bandas de asaltantes. De la
misma manera como las personas invadieron barrancos para vivir, se apropiaron
de las calles y avenidas, creando inseguridad y riesgo tanto para los
compradores, como para los vecinos del sector.
Delincuencia
Este fenómeno creciente y desordenado
cautivó la atención de estructuras criminales, que encontraron un nicho
perfecto para aliarse con vendedores informales y conformar bandas
estructuradas, que comercializan objetos robados y drogas, asegura Jorge
Aguilar, vocero de la Policía Nacional Civil. “Era un lugar perfecto para los
criminales quienes atracaban a los vendedores, principalmente en mercados como
La Presidenta y la 18 calle. Lo más irónico era que las víctimas podían
encontrar sus pertenencias en alguna venta cercana a donde los habían asaltado
y para recuperarlas tenían que comprarlas”.
En la actualidad la
situación es la misma y la presencia centroamericana es fuerte, lo que fomenta
la inseguridad y el temor entre las personas que a diario transitan por el
sector., muchos guatemaltecos se han adaptado a la realidad que les toca vivir.
Lejos quedaron aquellos años de gloria y elegancia, ahora el país vive otra
época, en donde la inseguridad, el tráfico de drogas, la inmigración, la
violencia y el desorden marcan la agenda diaria.
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